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jueves, 15 de abril de 2010

San Marcos en Beas

ORÍGENES DE LOS TOROS DE CUERDA

El toro de cuerda es una modalidad de festejo taurino de carácter popular muy difundido en España consistente en correr por las calles una o varias reses bravas (machos y hembras) atadas por los cuernos con una o dos sogas que manejan varios hombres con la finalidad de dirigir las carreras de las reses y evitar posibles cogidas de los que corren con los animales o contemplan el espectáculo.

Su origen no está claramente definido pero diversos documentos lo sitúan en la antigüedad, como refleja la Crónica Latina del siglo XII cuando menciona “la repetición en Castilla de una fiesta muy usada entre los romanos de orden semejante a correr vacas enmaromadas” (Conde de las Navas: La fiesta más nacional). Otros documentos como las Cantigas de Alfonso X “El Sabio” (Siglo XIII), los Fueros de Sobrarbe (siglo XII) y Albarracín (siglo XIII), diversas crónicas medievales y documentos de los siglos XVI, XVII y XVIII, demuestran la amplia difusión que esta modalidad taurina tenía por toda España.

Se corrían toros ensogados por diferentes motivos y en distintas circunstancias:

- Bodas: “El toro nupcial”, modalidad en la que el toro se llevaba hasta la casa de la novia y ante ella el novio daba algunos pases al toro y deslizaba sobre su cuerpo una sábana que luego se colocaba en el lecho nupcial para que la fuerza del toro favoreciera la fecundidad.

- Ordenación de sacerdotes, siendo obligado que el misacantano realizase algunos lances.

- Visitas de reyes y nobles señores a pueblos y ciudades (Zaragoza, 1533).

- Celebraciones religiosas en las que se llevaba a un toro en la procesión como “El toro de San Marcos” en Extremadura; el toro se amansaba ante la presencia del santo, se dejaba adornar y manosear por las mujeres y al finalizar la procesión se devolvía al campo y recobraba toda su bravura y fiereza (Benito Feijoo: “Teatro crítico”).

- Traslado de toros y vacas al matadero por parte de los carniceros de la localidad, lo que era aprovechado por las jóvenes para llamar la atención del toro y provocar sus embestidas.

La amplia difusión de esta práctica no siempre contó con el beneplácito de las autoridades, tanto civiles como religiosas, que en múltiples ocasiones dictaron prohibiciones, especialmente durante el siglo XVIII, si bien estas no consiguieron acabar con un festejo taurino muy popular y profundamente arraigado en las costumbres y tradiciones de numerosos pueblos de la Península Ibérica, llegando hasta nuestros días.


ORIGEN DEL TORO DE SAN MARCOS DE BEAS DE SEGURA

Sobre el posible origen de la celebración de la festividad de San Marcos en Beas de Segura, hay dos versiones transmitidas oralmente.

Una se remontaría al año 1575 y hace referencia a la supuesta intervención de Santa Teresa de Jesús para controlar, amansar y atar a un toro o buey que andaba suelto por Beas y que sembraba el pánico entre sus vecinos tras soltarse del yugo en que estaba uncido para realizar labores de arrastre en las obras del Convento de Monjas Carmelitas Descalzas de San José del Salvador. Y se dice que aquel extraordinario acontecimiento se empezó a festejar en los años sucesivos corriendo por las calles de Beas una o varias reses ensogadas por los cuernos y engalanadas de forma vistosa.

La segunda habla de una epidemia de glosopeda que diezmaba el ganado vacuno de la localidad y que misteriosamente cesó un 25 de abril, hecho que la población atribuyó al santo de la fecha: San Marcos. Y que por ello, en señal de agradecimiento, se estableció un voto colectivo en Beas consistente en entregar anualmente dos becerros a la Iglesia para que, después de acompañar a San Marcos en la procesión, fuesen vendidos y con el dinero se atendiese a los pobres de la localidad.

Si hablamos de fuentes escritas, consta en el capítulo 52 de las respuestas que dio la villa de Beas a las Relaciones Topográficas del rey Felipe II (1575) que:

"... Ansí mismo hay voto en esta villa, día de Señor San Marcos, que no se matan ningunas carnes ni se pesan, ni abren las carnecerías de esta villa. Lo cual se prometió en voto en años pasados, por grandes infortunios e plagas de la langosta. No se sabe el tiempo que ha que se prometió el voto, mas que de tiempo inmemorial a esta parte se tiene y guarda".

Este documento, que resulta valiosísimo por su antigüedad, incide en el voto a San Marcos como razón para la celebración de la festividad. Y a este respecto, la elección de San Marcos como santidad votiva protectora, no se debe olvidar que la repoblación de Beas en el siglo XIII se realizó con gentes del norte de Castilla, que es una región donde fue muy generalizada la devoción al santo.

 
LA FIESTA DE SAN MARCOS DE BEAS DE SEGURA EN LA ACTUALIDAD

El arranque de las fiestas de San Marcos lo marcan los Ciclos Taurinos, dos o tres conferencias y/o mesas redondas sobre temas taurinos con participación de toreros, ganaderos, veterinarios, presidentes de plazas, técnicos de la administración, críticos taurinos, etc. de reconocido prestigio en el mundo de los toros y que tienen lugar el fin de semana anterior a las fiestas.

Desde esa fecha y hasta el día 22 de abril se procede a la adecuación del recinto por el que corren las reses con la instalación de barreras y diversos tipos de defensas, a la vez que las peñas van arreglando los locales que serán su hogar durante varios días, dotándolos de las vituallas y aderezos que hacen que el cuerpo aguante lo que no está escrito.

En la tarde del día 22 de abril tiene lugar el Pregón de las fiestas a cargo de alguna persona elegida por la Hermandad de San Marcos como forma de homenaje y reconocimiento por la labor desempeñada en pro de Beas de Segura y de San Marcos. Finalizado el pregón se queman unos vistosos fuegos artificiales y a continuación “Los Cantamañanas”, una charanga muy conocida, realiza un pasacalles multitudinario por todo el recinto, reforzando el ya de por si ruidoso jolgorio de las peñas que durará hasta altas horas de la madrugada.

La mañana del día 23 se dedica a ultimar detalles y la banda de la Agrupación Musical “Santa Cecilia”, realiza un pasacalles acompañado de gigantes y cabezudos. El ambiente y la expectación van aumentando a medida que se acercan las cuatro de la tarde, hora en que comienza “San Marcos Chico”, es decir, la suelta de reses de poca edad (añojas y alguna que otra erala) para que los más pequeños las corran y vayan aprendiendo a manejar la soga, guiar las reses, quebrarlas, etc. Conforme va cayendo la tarde y las reses son retiradas a sus cuadras y chiqueros y las peñas, la calle y el ferial son un hervidero de gente que durará toda la noche.

En las primeras horas del día 24 los miembros de la Hermandad y de las peñas que han adquirido reses se dirigen a las distintas ganaderías para proceder al embarque de las reses y después de un copioso y bien regado almuerzo campero trasladarlas hasta Beas de Segura donde empezarán a ser soltadas a partir de la 4 de la tarde. Mientras tanto, un nuevo pasacalles con gigantes y cabezudos ameniza la espera mientras el nerviosismo y la expectación van en aumento y balcones, barreras, las gradas del río y las calles se van llenando de gente que espera ansiosa la suelta de las reses.

Poco a poco los camiones van llegando y se alinean a la entrada del recinto esperando su turno para desencajonar a las reses en la Explanada de San Marcos. Una tras otra, las reses van saliendo de los cajones y barren con fiereza el muro del río y las barreras que sirven de refugio a los corredores y de grada a los espectadores. Los quiebros, saltos y carreras hacen las delicias del público, levantando olés y aplausos de admiración antes las habilidades de los corredores, gritos ante las cogidas y revolcones y risas por las caídas al río.

Tras la salida, las reses recorren la Explanada de San Marcos, el Angosto, el Parque, los Palomares y son dirigidas por “los sogueros” hacia los chiqueros distribuidos por todo el recinto para darles descanso y despejar el recinto, especialmente la Explanada para que puedan ser desencajonado el casi centenar de animales adquiridos por la Hermandad, las peñas y los particulares. Así transcurre la tarde del día 24 y con las últimas luces los bares y los locales de las peñas se llenan de gentes que comentan todas las incidencias de la tarde mientras se come, se bebe, se canta y se baila. La animación es constante y así transcurre una noche en la que poca gente duerme o lo hace muy poco, bien por voluntad propia, porque el ruido se lo impide y porque la noche es corta ya que a las 6 de la mañana llega la Diana.

La “Diana” es un multitudinario y estruendoso pasacalles que arranca de la puerta del ayuntamiento y recorre varias calles de la localidad despertando al personal y anunciando que con las primeras luces del día 25 las reses saltarán de nuevo a la calle. Termina el pasacalles hacia las siete de la mañana y el gentío se dispersa por todo el recinto, unos buscando un buen observatorio para ver el cascado de las reses y las cuadrillas hacia los chiqueros para sacar a sus animales. A partir de aquí se inicia una febril actividad y tiene lugar uno de los momentos más espectaculares y vibrantes de la fiesta: el “cascado” de las reses. Consiste en sujetar fuertemente a los toros en el tronco de un árbol o columna, en una reja o en alguna anilla de hierro anclada en la pared mientras los miembros de la cuadrilla lo cogen por los cuernos y lo inmovilizan para colocarle un collar de campanillas y cascabeles, un aparejo y un frontil bordado con hilos de vivos colores. Se trata de una acción que hay que realizar rápidamente para causar al animal el menor quebranto posible y dejar el lugar a otras cuadrillas, pues son más de sesenta las reses que hay que engalanar.

Después de cascados, los animales son corridos por las distintas calles del recinto, anunciando a los corredores su presencia con el sonido de los collares y proporcionando momentos de tensión, de peligro y, sobre todo, de diversión.

Así va transcurriendo la mañana hasta que a la diez, las campanas anuncian la función religiosa en honor a San Marcos. Las reses se encierran en sus respectivos chiqueros para facilitar la asistencia del público a la función religiosa y a la procesión del santo, que acompañado por dos o tres bandas de música, por un ferviente muchedumbre que canta y baila sin cesar y arrastrado por una yunta de vacas recorre el recinto por el que hasta no hace mucho estaban corriendo las reses. El santo luce a sus pies un gigantesco “hornazo” que al finalizar la procesión se reparte en pequeños trozos entre el público.

Son muchos los que aprovechan el tiempo de los actos religiosos para reponer fuerzas con un copioso almuerzo a base de chuletas, chorizos y morcillas abundantemente regados con vino y cerveza. Es este un acto importante pues conforme las campanas anuncian la llegada del santo a la iglesia, las reses empiezan a salir de nuevo a la calle, en un ir y venir continuo que se prolongará durante todo el día, mientras hay luz solar y fuerzas para correr. No quiere decir esto que todos los animales están permanentemente en la calle, pues es necesario darles descanso cada cierto tiempo, pero como son tantas las que se desencajonaron en la tarde del 24, más las que se traen el día 25 después, de la procesión, que en todo momento hay animales en la calle. El festejo no se interrumpe ni para comer, pues las cuadrillas aprovechan el descanso de sus animales para hacerlo también.

Con las últimas luces del día se van procediendo a quitar a los animales los aderezos que se les colocaran por la mañana y se van encerrando en sus chiqueros a la espera del momento de embarcarlos para el matadero. San Marcos se está terminando y llega el momento de tomar las últimas copas, de comentar los pormenores del día y, con el cuerpo magullado y el ánimo decaído, empezar a pensar en el próximo San Marcos.

Muchos han sido los avatares por los que han ido pasando estos festejos a lo largo de su historia, llena de prohibiciones y de intentos de acabar con un festejo con personalidad propia, posiblemente el último vestigio del “rito de San Marcos”, único en su especie por el número de reses que se utilizan y la forma en que se hace, que ha ido evolucionando y adaptándose a los tiempos pero conservando íntegra su esencia y sus valores fundamentales; que se ha convertido en la principal seña de identidad de Beas de Segura y de sus gentes, que trasciende el ámbito local y que año tras año reúne a miles de personas que hacen realidad la letra de la coplilla que hace de himno:

Viva la fiesta de San Marcos
que no la pueden quitar
ni el alcalde
ni su hermano
ni Tomás ”el municipal”

(Fuente: Hermandad de San Marcos)

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