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lunes, 30 de noviembre de 2009

Patrimonio Cultural de Beas

Yacimiento Arqueológico Terrazas del Guadalimar

La ocupación humana del entorno de lo que hoy es Beas de Segura es muy antigua. Los primeros testimonios humanos de la Sierra de Segura aparecen en este yacimiento, en el paraje de Puente Mocho, nombre que se designa a un extenso hábitat al aire libre junto a las terrazas del río Guadalimar. Se hallan materiales del Paleolítico Inferior y Medio de los albores de la última glaciación (entre 100.000-10.000 aC). Este lugar era paso de importantes mamíferos, tenía abundantes recursos pesqueros y abundante materia prima para la fabricación de herramientas de piedras talladas, destacando cantos rodados y guijarros trabajados en cuarcita. Los restos de industria lítica achelenses de este lugar fueron descubiertos en 1913 por Cabré y el Abad Breuil y parte de ellos se encuentran en el Museo Provincial de Jaén, en la Sección de Arqueología, sala 1: Prehistoria.
Es el yacimiento arqueológico más antiguo de la provincia de Jaén, por lo que las piezas más antiguas que se conservan en el museo arqueológico provincial, son las procedentes de este yacimiento .


Puente Mocho (Siglos II-III)

La Sierra de Segura durante época romana fue un importante paso de caminos que comunicaba el suroeste peninsular con el Levante a través del valle del Guadalimar y la Meseta con el sur a través del valle del Alto Guadalquivir. De ahí que queden numerosos restos de infraestructura viaria, entre los que destacan puentes y calzadas romanas.
Este puente romano, de los siglos II-III, sobre el río Guadalimar, se sitúa entre los términos municipales de Beas de Segura Chiclana de Segura. La estructura es de grandes dimensiones distinguiéndose dos cuerpos bien diferenciados: el principal está compuesto por dos ojos con arco de medio punto y resortes a sus lados en los que van incorporados otros dos ojos de emergencia; el secundario estaba preparado para las ocasionales avenidas del río y está compuesto por otros dos ojos principales, aunque de menor tamaño. La construcción, con un aparejo de grandes sillares colocados a cuerda y tizón, denota una gran perfección técnica con la que se consigue un resultado de gran solidez como demuestra la pervivencia del puente hasta nuestros días. El papel de esta obra en el esquema de comunicaciones romanas de la zona parece decisivo. Estrabón ya mencionaba una bifurcación de la Vía Augusta antes de llegar a Cástulo que salvaba el «Saltus Castulonensis» y que puede coincidir con el emplazamiento de Puente Mocho; en cualquier caso, por su posición, Puente Mocho es el centro de un cruce de caminos entre Cástulo, Guadíx, Cartagonova por la Sierra de Segura y Saetabis que justificaba la magnitud de la obra. El puente ha seguido en uso hasta hace poco, sirviendo para el paso de vehículos de las explotaciones agrícolas colindantes.

Iglesia de las Carmelitas o San José del Salvador

Portada barroca, del siglo XVII, abre con arco de medio punto sobre impostas enmarcado por columnas y pilastras dóricas, y adornado con ménsula en la clave y rosetas en las enjutas. Sobre un friso con triglifos se insinúa un frontón partido que abre a un segundo piso aún más estrecho: una hornacina con pequeño arco de medio punto que, flanqueado por pilastras y escudos, acoge a San José con el Niño. Sobre ella se exhibe el escudo de la Orden. Remata la fachada un gran frontón con óculo en el tímpano y pináculos en los vértices. En el interior su única nave se cubre con bóveda de cañón con lunetos y sobre el crucero con media naranja. Entre 1836 y 1900 estuvo abandonado y como consecuencia de la guerra sufrió graves desperfectos, siendo restaurado en 1947. En 1983 le fue incoado expediente para su declaración como Bien de Interés Cultural.
Por último, en 2003 se llevó a cabo una nueva reforma muy necesaria y urgente, que es la que ofrece el aspecto actual de la iglesia.


Iglesia Parroquial de Nuestra Señora de la Asunción


Esta iglesia de origen medieval, antiguamente bajo la advocación de Santa María de Gracia, ha sufrido varios percances, los más graves propiciados por las tropas francesas en su huida tras la derrota de Bailén. A partir de 1825 se inició un largo periodo de obras para su restauración.
En su interior existe una pintura sobre pared cubriendo el amplio espacio absidal. Su iconografía recoge tres temas principales: La Coronación de la Virgen, La Ascensión del Señor y La Visitación. En la fachada de la Iglesia se puede contemplar un impresionante fresco. De su exterior destaca la torre campanario de base cuadrada en un pináculo de teja.


Los "Portalillos"

Ya existía en el siglo XV aunque su fisonomía ha ido cambiando. A finales de este siglo adquirió su elemental arquitectura urbana con ese lateral porticado y soportales escalonados conocido ya como "Los Portalillos". No tuvo ni agua ni árboles hasta 1807, año en que se construyó una fuente en el centro de la plaza sobre doble peana de piedra, cuando Fernando VII autorizó la traída de agua de Valparaíso mediante atanores de barro, después plantarían los árboles para dar frescura al lugar y pasó a llamarse aunque vieja, La Plaza Nueva.
Así se conservó hasta el año 1943 en que sufre otra remodelación eliminándose la fuente central y construyéndose otra de dos caños adosada al muro, talándose los árboles y erigiéndose un monumento al Sagrado Corazón de Jesús. Sería con la última, acontecida recientemente, cuando perdió definitivamente sus características centenarias.


Fachada del antiguo Juzgado


De los antiguos juzgados sólo se conserva la portada renacentista del siglo XVI con el escudo representativo de la Villa sobre el dintel. También fue la Carnicería del Concejo de Beas de Segura.



Esculturas de Unghetti

Uno de los episodios más trágicos de la historia contemporánea de Beas de Segura fueron las graves inundaciones del 17 de Septiembre de 1955, cuando las aguas enfurecidas que bajaban de las montañas, a causa de una tremenda tormenta, desbordaron el cauce del río Beas formando una tromba de barro y piedras que fue arrasando todo cuanto hallaba a su paso, segando la vida de un joven.
El escultor Constantino Unghetti quiso inmortalizar esa página negra con unas figuras alegóricas para ornamentar la fuente monumental erigida en el paseo de la localidad. En el mismo paseo hay otro monumento del mismo autor con el escudo de la villa y los símbolos del trabajo intelectual del hombre, la insdustria y la agricultura. Finalmente, Unghetti erigió, como no podía ser de otra manera, un monumento a la popular fiesta de los toros ensogados de San Marcos, modelado y fundido en bronce.

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